TALLER DE CREACIÓN FOTOGRÁFICA
El taller fotográfico que lideré tuvo como eje conceptual vivir el paisaje desde lo físico, natural, rural y urbano, y para ello se conformó un grupo de niños que viven en este espacio paisajístico de Girón llamado El Paraíso. Para poder vivir el paisaje desde lo fotográfico se desarrollaron tres encuentros, uno cada ocho días. En estos encuentros se realizaron actividades de juego, conceptualización y práctica. En los primeros dos encuentros fue a través de juegos con cámara oscura y el reconocimiento de planos y ángulos como los niños se aproximaron al uso e implementación de herramientas básicas a la hora de asumir las tomas fotográficas.
En el tercer y último encuentro se realizó un recorrido por el barrio El Paraíso donde el grupo de niños de este barrio asumió de manera natural y espontánea el recorrido, esto me generó una nueva perspectiva: Asumir el paisaje desde una posición de descubridor guiado por los colonizadores que marchaban muy seguros de conocer su espacio conquistado. Pero vi que al mismo tiempo estaban redescubriendo el paisaje a través del ojo fotográfico. Estos pequeños, aunque grandes conocedores de su hábitat se movían con gran agilidad por las empinadas y extensos caminos o escaleras que parecían que al final llegaban al cielo, para aparecer en lo más alto del Paraíso y seguir viviendo el paisaje como un caminante guiado por unos niños que redescubrían su propio entorno paisajístico.
De esta manera, revelar lo paisajístico desde la acción de caminar el paisaje ha sido una experiencia enriquecedora para los niños del barrio El Paraíso que hicieron parte de este taller, cada niño asumió de una manera independiente el acto de caminar el paisaje desde la mirada fotográfica, sus intereses visuales motivados por el redescubrimiento se movían en torno a la existencia del paisaje y el deseo de capturar esos pequeños enfoques de la naturaleza que al recorrerla de una forma cotidiana pasan desapercibidos, pues por el gesto del accionar fotográfico cobra importancia o resignifica, ampliando la mirada del entorno donde estos chicos se desarrollan, renovando la forma de ver el paisaje a través de la contemplación y el pensamiento.
Cuando caminaba el paisaje con los niños tratando de encontrar orquídeas, cada casa se revelaba en forma de orquídea, cada una estaba perfectamente enraizada a su espacio, una tras de otra colonizaban su espacio adaptándose a las diferentes condiciones que les ofrece el terreno. Cabe decir que el barrio El Paraíso funciona como un hábitat donde cada núcleo familiar funciona de manera individual pero coexisten de una forma colectiva, como lo hacen las orquídeas, de esta misma forma fluye la estética del Paraíso. Cada especie de orquídea muestra belleza con su flor, de esa misma forma se abre cada casa del barrio El Paraíso, cada una manejada estéticamente por la gran capacidad imaginativa que posee su creador, de esa manera puedo decir que viví un paraíso lleno de nuevas orquídeas, gracias a ese grupo de niños que se interesaron por contemplar el paisaje, por redescubrirlo y vivirlo.
